¡Hola! ¿Qué tal?
Espero que en lo personal haya sido una buena semana aunque en lo global no lo sea tanto. Vaya todo mi apoyo, solidaridad y cariño hacia los ucranianos ante lo que se viene encima.
Y con esto, me parece ligero y superficial seguir con lo que dejé pendiente la semana pasada. Por eso lo planteo como un agujero para dejar salir algo de presión a través de la maraña de noticias que asustan.
Si consigo arrancar una sonrisa o darte una pequeña idea o que digas “¡ah!, pues eso yo no lo sabía”, me daré por satisfecha.
Y si no, cuéntamelo también para así aprender yo.
Bienvenido a la segunda y última parte de la ley del deseo, el amor y sus distintas representaciones.
La biología del deseo, el amor y el apego
Hace un tiempo me encontré por casualidad con este canal de YouTube donde el profesor de Stanford Andrew Huberman, “explica ciencia y herramientas relacionadas para el día a día”.
Suelen ser episodios extensos, bien documentados y a mí me hacen pensar sobre muchas cosas.
💪🏽¿Qué es la dopamina y cómo impacta para que nos pongamos en acción o no?
👣¿Cómo se crean y rompen hábitos?
😇¿Por qué nos sentimos tan bien después de practicar la gratitud?
En este caso, Huberman también aprovechó el día de San Valentín para contarnos la ciencia detrás del deseo, amor y el apego entre las personas.
Esta es mi lista de las 7+1 cosas que merece la pena conocer:
Sin deseo no hay amor
Parece de cajón, pero estudios de principios de siglo pasado desvinculaban el deseo del amor, pintándolos en extremos opuestos y en lucha contrapuesta dentro del todo que es el romance.
Afortunadamente, esta percepción ha evolucionado y desde hace tiempo se identifica la relación romántica como una serie de fases donde sin deseo no hay amor y sin este no se puede crear un vínculo sentimental duradero.
Aquí hay química.
El olor juega un papel relevante en esto de las relaciones.
Y es que en esto somos como los animalitos.
Parece ser que en la fase preovulatoria del ciclo menstrual la fragancia de una persona hace que la veamos más atractiva o repulsiva. Y esto aplica en ambos sentidos.
En el caso de los hombres, con el olfato vale. Para las mujeres, la simetría en las facciones de nuestra pareja también juega a su favor.
Además, se ha comprobado que el uso de métodos anticonceptivos orales bloquean esta percepción.
Vamos que aunque no somos solo química, en este tema, predispone bastante.
Me gusta tu estilo, baby
Nuestro estilo de relacionarnos con nuestros padres cuando somos niños determina nuestras relaciones románticas cuando somos adultos.
Según la psicóloga Mary Ainsworth y su equipo y a partir de su estudio “en situación extraña”, hay cuatro tipos de relaciones que nos definen desde pequeños:
😐 Grupo A, se sienten rechazados e inseguros (anxious-unsecured)
🥰 Grupo B, se sienten queridos y seguros (secured). Es donde se encuentra la mayoría.
😠 Grupos C, son los inseguros enfadados (resistant)
😕 Grupo D, se sienten confusos y despistados (disorganized).
El estilo lo tenemos grabado aunque es plástico. Si nos encontramos en el lado inseguro o desorganizado, tenemos herramientas para cambiarlo.
Claro que lo que es bueno para unos, puede ser negativo para el resto. Las malas relaciones también pueden hacer que un estilo seguro deje de serlo sin haberlo buscado.
Es importante reconocer el lugar en el que estamos y cambiarlo si nos limita o cuidarlo si nos enriquece.
Aunque en el vídeo no se detalla ningún método, se recomienda este libro (inglés) de Amir Levine y Rachel Heller para ayudarnos si lo vemos necesario.
En cuerpo y alma
Aunque sea una de nuestras funciones básicas, el sistema que controla los mecanismos del deseo, amor y apego es bastante complejo.
Primero, tenemos el sistema neuronal autónomo. Este responsable de nuestra respiración, sueño y digestión es también el que controla los estados de seguridad o ansiedad e inseguridad que definen nuestro estilo de relación. Además es el que alinea las condiciones de los niños a los de sus cuidadores y las de cada uno con su pareja en la edad adulta.
Huberman hace un símil de este mecanismo con un balancín dónde lo suelta o ajustada que esté la bisagra define el estilo de relación, y presenta la empatía en la pareja como la clave para su regulación.
Segundo están los neurotransmisores, como la dopamina que nos provoca excitación y es necesaria para que queramos ir más allá y dar el paso hacia una nueva aventura.
O como la serotonina que ayuda a lo contrario y proporciona el grado de relajación necesario para refrigerar el motor y que este no se pare.
U otra química como la progesterona y testosterona que controlan nuestra líbido.
Por último, no podemos olvidarnos de la física con la médula espinal como ejemplo de facilitador en procesos como la lubricación u otros movimientos musculares.
El amor consiste en sobreestimar las diferencias entre individuos
Esta cita de Bernard Shaw es exagerada aunque tiene una parte de verdad en la necesidad de auto-engañarnos “para reconocer a otra persona como la única” y querer ir un poco más allá con ella.
Esta ilusión junto con la excitación, que facilita el emparejamiento y la empatía para alinear nuestro tono emocional al de la otra persona, son los ingredientes de una relación duradera.
Los polos opuestos se atraen pero no siempre.
Pues parece que esta afirmación tiene algo de ciencia detrás.
El estudio realizado por Helen Fisher categoriza a las personas en cuatro grupos según su forma de emparejarse:
“Dopamínicos” que se caracterizan por ser creativos y buscadores de aventuras
“Serotonímicos” representados por aquellos que buscan más estabilidad y seguir las reglas
“Testoterónicos” que son líderes, directivos y seguros de sí mismos
“Progesterónicos” o atentos, cuidadosos y preocupados por los demás.
En el balancín del sistema neuronal autónomo, los dos primeros grupos están más equilibrados mientras que los dos últimos tienen la bisagra algo inclinada hacia cada uno de los lados.
Es curioso como los sistemas tienden al equilibrio y las relaciones no son diferentes. En el análisis de la doctora Fisher se vio como los dos primeros tienden a relacionarse dentro de su categoría, mientras que los dos últimos se juntan entre ellos buscando el equilibrio en la unión.
Aunque es importante remarcar que los resultados muestran tendencias, no hechos.
Por un lado, el estudio se basa en información compartida por usuarios de una plataforma de citas online, que no siempre contestan la verdad en estos temas.
Por el otro, las comparaciones se han realizado sobre medias, que aunque válidas para comparar grupos son un estadístico tramposo a la hora de representar a individuos dentro de estos.
De hecho, lo valioso es entender que nuestra media naranja puede ser similar o diferente y por qué.
Por cierto, ¿te han resonado las categorías? En cuanto lo oí me vinieron a la cabeza los test de personalidad tipo DISC que evalúan estilos de liderazgo como guía de relación con los compañeros y de gestión de personas.
Y tiene lógica, porque si tenemos un estilo desde que somos niños, es normal que nos acompañe en todos nuestras relaciones.
Los cuatro jinetes del apocalipsis de una relación
“Los cuatro jinetes del apocalipsis” es un título poco reconfortante pero viene que ni pintado con la guerra como jinete número uno.
En el caso de las relaciones, el desprecio es el caballero oscuro, el gran predictor de una ruptura. Si existe desprecio, hay poca salvación.
En los 80, el psicólogo John Gottman estableció un laboratorio donde se dedicó a analizar el comportamiento de miles de parejas.
Con el tiempo llegó a afirmar que era capaz de detectar el potencial de ruptura en función de cuatro predictores: crítica hacia el otro, actitud defensiva, el ignorar a la pareja y el desprecio.
El laboratorio se acabó llamando el “Love lab” aunque en ocasiones, poco amor quedaba ya.
Dime que me quieres
El último punto tiene que ver con la infidelidad aunque tengo que reconocer que en este punto me quedé con alguna duda porque no presenta muchos estudios que lo respalden.
Se introduce una métrica, la auto-expansión que evalúa la percepción que tenemos de nosotros a través de la relación con otra persona. Es decir, cómo de bien me hace sentir mi pareja acerca de mí.
Cuando más confianza tenemos en nosotros mismos, menor es nuestra auto-expansión y viceversa.
Parece ser que hay una correlación positiva entre la auto-expansión y la infidelidad.
Cuando tenemos una auto-expansión muy elevada y nuestra pareja nos regala los oídos, no hay problema, pero si baja la guardia, podemos sentirnos atraídos por otras personas que nos halaguen.
En resumen:
Sin deseo no hay amor. Junto con el apego evolucionan en fases formando lo que es una relación romántica.
El olor no es lo único, pero puede ser un factor decisivo.
Los estilos de relación con nuestros progenitores condicionan cómo nos relacionamos de adultos.
Los mecanismos que regulan el deseo, el amor y el apego son básicos pero muy complejos.
Excitación, empatía y cierto autoengaño son los ingredientes para una relación duradera.
Nuestra media naranja puede ser similar o diferente a nosotros en su forma de relacionarse. Reconocerlo contribuye a relaciones más sanas y duraderas.
Crítica hacia el otro, la actitud defensiva, el ignorar a la pareja y el desprecio son los predictores del desamor.
Referencias: Si quieres oír el vídeo de primera mano te lo dejo aquí con todas sus referencias.
Doctora busca categoría
Helen Fisher basó su estudio en cuatro categorías: “dopamínicos”, “serotonímicos”, “testosterónicos” y “progesterónicos” que a priori no conocía.
¿Cómo llegó a ellas? En realidad no lo sé pero me imagino que implicaba datos y modelos y eso es lo que voy a contar.
La búsqueda de categorías (clustering en inglés) es un modelo predictivo que identifica agrupaciones de datos con características similares entre sí a partir de un conjunto.
Estamos hablando de un problema de aprendizaje no supervisado, es decir, que no tiene datos del pasado con el resultado que se busca. Va a ciegas y sin referencia sobre lo que tiene que encontrar por lo que en general son más complejos de solucionar.
Una de las técnicas más habituales de aprendizaje no supervisado para buscar agrupaciones es el modelo analítico k-means.
Como no sabemos los que estamos buscando, es un algoritmo iterativo donde:
Primero, se define el número de categorías que se quieren determinar (en el caso de la doctora Fisher, serían cuatro).
Después, se selecciona un valor inicial para cada categoría que llamamos centroides porque se pretende que queden en el centro de los grupos.
Para el conjunto de datos que queremos agrupar, calculamos distancias entre cada valor y los centroides y asignamos el punto a la categoría con el centroide más cercano.
Tras esta primera catalogación, se recalculan los centroides haciendo una media de los datos asignados a cada grupo.
Se vuelven a calcular distancias y a reasignar datos a categorías más cercanas.
Y así hasta que los centroides no cambian o el número de puntos que cambia de grupo es casi nulo.
Es el método de búsqueda de agrupaciones más sencillo y rápido con lo que es recomendable probarlo siempre como una primera opción.
Referencias:
Aprendizaje No Supervisado en Machine Learning de Víctor Román en Medium
Video sobre K-Means de Josh Starmer en Statquest.
Una joya para la favorita
Y acabando este tema, no quería dejar de hablar de un monumento que representa, o eso cuenta la leyenda, el cariño por excelencia y una relación más allá de la muerte.
Me refiero al Taj Mahal, el mausoleo construido en el siglo XVII por un emperador mogol para su esposa favorita.
Visité este complejo hace ya varios años y me sorprendieron varias cosas.
Por un lado, su tamaño. Lo que por fuera parece una mole imponente, por dentro no es tan impresionante. Pero claro, si hablamos de que es una tumba, sin contar las pirámides, bastante grande me parece ya.
Por otro lado, la transparencia del mármol incrustado con gemas de colores. Aunque es macizo y los bloques son tan anchos como aparentan, es posible apreciar el resplandor de una luz de un lado a otro. Con razón es una de las siete maravillas del mundo moderno.
Finalmente el contraste con el entorno. Agra es una ciudad como te imaginas todas las de India. Caótica, polvorienta y ruidosa. El Taj Mahal surge como una joya entre todo este desorden.
Siempre se representa reflejado en el estanque frente a su entrada. Lo que se conoce menos es la foto que os traigo. El Taj Mahal está a la orilla de un río (el Yamuna) y su vista es igual de imponente desde este otro lado.
Como la construcción se fue de las manos y paralizó la idea original de tener una réplica en negro para el emperador, este acabó siendo enterrado junto a su amada.
Cajón de sastre
🔊 Noticias.
¿Puede la inteligencia artificial ganar un concurso de títulos de fotos del New Yorker? Se usó uno de los modelos de lenguaje de referencia que os contaba hace un par de semanas (GPT 3), hicieron varios experimentos dando más o menos información al algoritmo e incluso se solicitó ayuda a contadores de historias para definir mejor la foto. No lo consiguieron, pero estuvieron muy cerca. Júzgalo con este ejemplo
💡 Ideas.
No-code para empezar y low-code para escalar. Carlos Beneyto nos cuenta los pasos que ha seguido en su proyecto Edify y Cómo evolucionar un proyecto #nocode que factura +1M€.
🧰 Herramientas que te hacen ganar tiempo.
Me gustan las herramientas no-code porque son una forma rápida de probar ideas y productos sin saber programar.
Y defiendo lo "abierto" que que impulsa el uso, la creatividad, los nuevos productos y la mejora de lo existente.
Por eso, agradezco iniciativas como la de Sharingaway que cambia su estrategia y empieza a abrir sus formaciones de herramientas no-code de forma gratuita. Más detalles aquí.
Por ahora tiene cursos de Introducción al Nocode, Integromat y Airtable pero anuncian más.
Solo puede ser un juego donde ganemos todos.
💚 Y con un juego me despido. ¿Puedes juzgar un libro por su portada?
¡Hasta pronto!
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Gracias Bea, a mi me has sacado más de una sonrisa al leerte, abriendo la mente a temas interesantes y optimistas a pesar de la oscura actualidad... Hace años leí El Primer Sexo de Helen Fisher y me gustó mucho, creo recordar que había ideas que no compartía del todo (ya no recuerdo bien, tendré que releerlo) pero me orientó en lo que ahora entiendo por feminismo... En tu artículo muy bien llevados estos temas "amorosos" como ejemplo de que todos los datos son susceptibles de agrupación y el método de aprendizaje no supervisado. Aprendo muchas cosas con tu newsletter :-)